La nueva playa para perros de Barcelona enfrenta a vecinos de Sant Martí y animalistas

Perros en la playa de Llevant

Perros en la playa de Llevant / periodico

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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A un mes y medio del supuesto debut de la playa de perros de Barcelona, los que casi han ladrado para decir 'no' a la iniciativa han sido los vecinos de diversos barrios de Sant Martí. Esta mañana, en una reunión vecinal en la plaza de Llevant, en los polémicos 1.250 metros cuadrados donde los animales podrán campar este verano en una prueba piloto impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona. Y en carteles repartidos por el barrio. El colectivo de residentes no reniega de los perros ni de que disfruten del sol y la playa con sus dueños, pero no los quieren en esa ubicación. En paralelo, las entidades animalistas que suman años reivindicando ese derecho defienden la conquista como un avance.

La negativa a la playa canina de Llevant, frente a Diagonal Mar, partió hace semanas de las comunidades de vecinos de las altas torres residenciales de la zona, pero poco a poco se han ido sumando la docena de asociaciones de vecinos que se engloban en la Plataforma Vecinal Noreste de Sant Martí. Un colectivo que aglutina a las entidades de Sant Martí de Provençals, Gran Via-Perú, la Pau, Maresme, Diagonal Mar, Front Marítim, Besòs, Verneda Alta... Miles de vecinos entre los que hay también propietarios de perros, pero donde la voz mayoritaria, dicen, es contraria al invento municipal. Para Salvador Mañosas, portavoz, los barrios que suscriben el rechazo están cansados de que la zona sea un banco de pruebas. "Se ha decidido sin tener en cuenta al vecino, con el argumento de que el espigón hará de barrera natural (acotando una zona delimitada), cuando los perros saltan perfectamente por allí", explica a este diario.

OTROS ESPACIOS

"No estamos en contra de los perros ni de sus derechos, pero hay otros espacios mejores", defiende Mañosas, y cita los terrenos del fallido zoo marino, mucho más amplios, que podrían acomodarse como playa canina con instalaciones específicas, o el tramo más cercano a Sant Adrià, entre otros. El ayuntamiento argumenta que "atendiendo a las muchas demandas ciudadadanas y de entidades de protección de los animales" optó por hacer una prueba piloto precisamente este enclave, del 1 de junio al 25 de septiembre, por "estar urbanísticamente esponjado", limitar con zonas de aparcamiento, por su anchura de arenal y el límite que marca el espigón, por "la baja organización de actividades deportivas y lúdicas en comparación con otras zonas" y porque supone un 7% del espacio total de la playa de Llevant. Un reducto, en resumen, en comparación con los 4,5 kilómetros de litoral. Pendiente de adjudicación, invertirá 60.000 euros en acondicionarlo y 28.000 en mantenimiento anual.

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Pero las pasiones que desata el debate canino (como ya pasó con su acceso al transporte público) han alcanzado la efervescencia en la zona. Para la asociación de vecinos del Besòs, "ya hay bastantes problemas por arreglar en el barrio como para añadir más", en opinión de su presidente, Marcelino Sánchez. "Ni playa para perros aquí, que es donde bajamos todos los vecinos en verano, ni pipican", agrega. Y lo remacha Santos Pérez Lambán, su homólogo en la zona de Maresme: "Afecta a una zona de litoral por donde nosotros llegamos y muy utilizada por el barrio". Se queja de que todo lo que piden cae en saco roto, y lo que les dan no es de su gusto.

Las comunidades de vecinos de la Illa, el Bosc, la Llum, el Mar y Josep Maria Sostres, con unos 7.000 vecinos, dicen, se enteraron del asunto por la prensa y han tenido reuniones informativas con el consistorio que no les convencen. Su actual posicionamiento es un no a ese coto canino,  por problemas de "concentración, higiene y convivencia", dice la portavoz de este movimiento, Mari Carmen García, y en cambio aprueban que hubiera libre acceso de los perros a todo el litoral. 

ESPACIO PARA TODOS

Al otro lado, y tras años argumentando su petición, las entidades animalistas (que suman 35.000 apoyos en change.org) piden paciencia y una oportunidad al ensayo. A lo largo y ancho de la península hay playas autorizadas para los canes, dice Aida Gascón, directora en España de Anima Naturalis, antes de opinar que Barcelona, "ciudad que ha sido pionera en la protección animal, no podía ser menos". Aplaude la iniciativa municipal, aunque cree que la ubicación en Llevant "no es todo lo céntrica" que querrían, aunque entienden "que no esté en la zona más concurrida" del litoral.

¿Hay riesgo de saturación en el tramo elegido? Para Gascón, a Llevant llegarán los vecinos de la zona con perro y algunos barceloneses. Los vecinos de Diagonal Mar temen un desfile de cuatro patas mucho más importante, y que la zona no dé abasto. Desde la asoaciación en defensa de los animales ADDA, su presidenta Carme Méndez está convencida de que con civismo y actitud responsable por parte de los dueños no tiene por qué haber problemas de convivencia. Y defiende el derecho de los animales y de sus amos que pagan impuestos.