PATRIMONIO MEDIEVAL

El Museu del Calçat pierde su sede de Sant Felip Neri por el aumento del alquiler

Museu del Calçat

Museu del Calçat / periodico

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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El histórico Museu del Calçat, que abrió sus puertas en 1870 y desde 1970 tiene su sede en la plaza Sant Felip Neri, cerró el pasado día 15 tras recibir una orden de desalojo por parte de la Congregació de l'Oratori de Sant Felip Neri, que regenta este inmueble situado en uno de los enclaves del barrio Gòtic más transitados por los turistas. La propiedad pedía triplicar el precio del alquiler, una cifra que el gremio no podía asumir ya que los ingresos de las entradas de acceso, a 2,50 euros, no cubren los gastos. 

El pequeño museo pertenece a la Gremi de Mestres Sabaters de Barcelona, concretamente a su cofradía de Sant Marc Evangelistaque aparece en el Libro Guinness por ser la institución en activo más antigua de la capital catalana, ya que se fundó en el año 1202 y jamás ha dejado de estar activa. Teresa Maria Comellas, directora del Museu del Calçat, explica que la historia del museo se remonta a 1870 cuando el gremio de los zapateros se encontraba en la desaparecida calle de Corribia. "Los bombardeos de la guerra civil propiciaron la apertura de la avenida de la Catedral, con lo que se cargaron la calle, pero el ayuntamiento decidió salvar la fachada de nuestro edificio del siglo XVI por su valor artístico", recuerda la directora.

En 1940, la junta del gremio pidió al ayuntamiento que le devolviera las piedras de su fachada. Y en 1970 alquiló los bajos donde ubicó el museo cubierto con la fachada trasplantada. "Cerrar la sede de la plaza Sant Felip Neri es una gran pérdida para la ciudad. La plaza no será la misma", considera Comellas. En estos momentos, los asociados del gremio están vaciando el local, que han de abandonar a finales de diciembre, después de una larga batalla para intentar convencer a la Congregació de l'Oratori de Sant Felip Neri que vele por un lugar carismático del Gòtic.

MUSEU DEL DISSENY DE BARCELONA

El ayuntamiento le ofrece que su colección engrandezca el fondo del Museu del Disseny, ubicado en la plaza de las Glòries, pero a la junta no le hace gracia una propuesta que significaría ceder su colección de reproducciones de calzado desde el siglo II hasta el siglo XVIII. También hay maquinaria y elementos representativos del oficio. Hay un apartado dedicado a zapatos de personajes ilustres o populares, entre los que destacan los de Pau Casals, Charlie Rivel y la primera bota catalana de montaña que llegó al Everest, calzada por Carles Vallès. Destaca el zapato de Colón de dimensiones iguales al pie de la estatua, que también ha conseguido entrar en el Guinnes como el más grande del mundo. 

"El actual gobierno municipal tiene descontento al obispado de Barcelona, por lo que no tiene la más mínima influencia en la congregación de Sant Felip Neri para pedirle que nos dejen seguir como inquilinos. Hasta ahora el consorcio había cuidado de nosotros, pero ya no", lamenta un directivo de la junta que pide mantenerse en el anonimato.

PLAZA DE SANT FELIP NERI

La iglesia de Sant Felip Neri mantiene en su muro las cicatrices de la metralla de las bombas de la aviación legionaria italiana, aliada del ejército franquista, que el 30 de enero de 1938 causó 42 muertos, en su mayoría niños refugiados en los sótanos de la parroquia. Por ello, la plaza recibe diariamente visitas de turistas y de barceloneses que participantes en rutas dedicadas a la memoria de las víctimas de la guerra civilvíctimas de la guerra civil. Hasta ahora, solo un hotel, que se llama Neri, irrumpe con una terraza en ese espacio tan cercano a la catedral.

Los vecinos temen que la plaza pierda su encanto con la llegada del nuevo inquilino que ocupe el edificio del museo. Entre ellos, el ingeniero Juan Manuel Garcia Ferrer, para quien el Museu del Calçat era uno de esos puntos que ligaban la ciudad con algo que realmente había sido. "Junto a las bandadas de turistas en grupo precedidas de alguien con un paraguas en alto llueva o no, está logrando eso tan pernicioso que asola al casco antiguo: la privatización de lo público. ¿No será que la iglesia ha visto en una posible ampliación del Hotel Neri su salvación económica, y por ello quiere sacarse de encima a los pobres ancianos del Gremio del Calçat?".

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