INVESTIGACIÓN POR PRESUNTAS IRREGULARIDADES

Golpes, patadas y vejaciones

Los dos policías locales ingresaron en la cárcel por torturar a un joven de Trinidad y Tobago

Bakari Samyang

Bakari Samyang

A. F. / J. G. A. / BARCELONA

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En octubre del 2011, la Audiencia de Barcelona condenó a dos años y tres meses de prisión e inhabilitación de ocho años y tres meses a los entonces guardias urbanos Víctor Bayona Viedma Bakari Samyang Davila por las torturas graves que infligieron a Yuri Sarran, hijo del cónsul de Trinidad y Tobago en Noruega tras una pelea ocurrida cuatro años antes en la discoteca Bikini de la capital catalana. En diciembre del 2004, tras la confirmación de la pena por parte del Tribunal Supremo, los dos agentes ingresaron en prisión para cumplir la condena impuesta.

La sentencia dictada por la Audiencia de Barcelona contra ellos es contundente. Los dos policías locales de la capital catalana, según reza la misma, sometieron a actos «vejatorios y humillantes» al joven de Trinidad y Tobago, al que agredieron tanto en el furgón como en las dependencias policiales. Le golpearon en la cara, le dieron patadas, le quemaron con un cigarrillo encendido, le restregaron la cara con un mocho de fregar y simularon que emplearían una pistola para hacer un juego con él.

Los magistrados sostuvieron en su resolución que estos actos de vejación y humillación debían ser calificados como torturas graves porque «no fueron un hecho aislado en el tiempo, sino que tuvieron una extensión temporal de entidad y se realizaron fuera de la observación de particulares que pudieran denunciar los hechos», ocurridos la noche del 7 de septiembre del 2006 en la discoteca Bikini.

La sentencia señalaba que las torturas se produjeron en comisaría, una dependencia que «debería significar una mayor protección para la persona del detenido y la salvaguarda de sus derechos fundamentales», pero que en esta ocasión «devino desgraciadamente en un lugar de desprotección».

ATESTADO FALSO

Los jueces incidieron en que Yuri Sarran pudo comprobar que, mientras los dos agentes condenados le torturaban, otros policías locales que se hallaban en las dependencias (no pudieron ser identificados) tenían una actitud «tolerante u omisiva». Bayona y Samyang, además, para autoencubrirse, crearon una imputación falsa contra el joven, al que acusaron de tráfico de drogas.

Tras el juicio por torturas, los dos guardias urbanos se presentaron en el Institut Català d'Avaluacions Mèdiques de la Generalitat con sendos informes elaborados por un psiquiatra forense que acreditaban que los dos policías estaban «incapacitados» para seguir ejerciendo funciones policiales. El tribunal médico dio por buenos los informes y trasladó los expedientes al Instituto Nacional de la Seguridad Social, que desde entonces asume el pago de la prestación, que equivale a la totalidad del sueldo que recibían los agentes antes de ser suspendidos a raíz de la sentencia condenatoria dictada por la Audiencia de Barcelona.

CIUTAT MORTA

Uno de los agentes, Samyang, fue especialmente clave en la identificación y detención de Patricia Heras, condenada por los sucesos del 4 de febrero del 2006 que provocaron la incapacidad de un guardia urbano. La chica, que fue arrestada en el Hospital del Mar, se suicidó cinco años después durante un permiso penitenciario. El film Ciutat Morta, emitido a principios del 2015 por TV-3, revivió la polémica sobre las detenciones producidas por los altercados ocurridos en la calle de Sant Pere més Baix .

Según los jueces, Patricia y su amigo Alfredo Pestana lanzaron una valla a un guardia urbano. Ella siempre lo negó y declaró que llegó al centro médico en ambulancia tras caerse de la bicicleta en la que iba con su amigo. La joven fue identificada por su peculiar peinado en forma de ajedrez.