El comercio de BCN resiste con un 83% de tiendas abiertas

Ambiente en algunos comercios del eje de Gran de Gràcia.

Ambiente en algunos comercios del eje de Gran de Gràcia.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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el modelo comercial con grandes ejes de tiendas en los distintos barrios de Barcelona se ha revelado más vigoroso, incluso en plena crisis, que la hiperliberalización que propugna Madrid, donde se priman la gran concentración sin cortapisas en el centro y los grandes centros comerciales más periféricos. Un estudio exhaustivo que compara ambos modelos concluye que la capital solo se impone en los precios de sus alquileres, mientras que Barcelona obtiene mejores datos medios de ocupación del espacio (un 82,9% de sus locales tienen vida), de dotación y atracción comercial en todo el territorio e incluso de facturación final.

En pleno debate sobre la evolución comercial que debe enfilar la capital catalana, donde cada vez más ejes céntricos abogan por abrir regularmente en festivos, los resultados del informe avalan el modelo barcelonés, no centralizado. Y es que aunque el eje de Portal de l'Àngel y el paseo de Gràcia tengan un evidente efecto imán para compradores de toda la ciudad, la distribución de las tiendas en grandes ejes de barrio, de Gran de Gràcia a Sants, pasando por el Eix Maragall o Cor Eixample, genera mejores resultados globales. Ese modelo de ciudad funciona y dinamiza el territorio, sin dejar huérfana de comercio a ninguna zona.

El estudio conjunto del observatorio económico Eixos, el portal inmobiliario Idealista.com, BBVA y el grupo de investigación MIT Senseable City Lab, disecciona por primera vez la situación de todos los locales comerciales de la ciudad, combinada con los resultados de facturación, atracción comercial y precios. Un informe de Eixos ya reveló hace un año que el centro de Barcelona contaba con la mitad de tiendas cerradas de Barcelona, pero ahora el barrido cubre las dos ciudades por completo.

Y aunque el sector acusa la crisis, en la ciudad catalana se detecta un rápido relevo de oferta comercial, y un volumen de oferta ahora estabilizada. Tiene 3,19 locales con uso comercial por cada 100 habitantes, respecto a los 2,38 de Madrid. También gana en ocupación, ya que el 82,9% tiene las persianas levantadas, frente al 80,4% de su rival. Y la atracción comercial (porcentaje de tiendas no cotidianas, de equipamientos para el hogar y la persona, así como cultura y ocio, sobre el total) es de 24,1% y 22,8% respectivamente. Incluso la facturación, según el gasto acumulado en todo el 2013 y con datos de uso de tarjetas bancarias es más favorable para Barcelona, con un índice de 112 (propulsado en parte por el éxito en gastos del turismo), frente a un 94 de Madrid. La capital del Estado solo se impone en precio medio de alquileres, con 14,8 euros por metro cuadrado ante los 12,3 de Barcelona, en base a la oferta de mercado de alquileres expresada por los anunciantes desde Idealista.com

El consejero delegado de Eixos, David Nogué, destaca que las dos fórmulas son casi opuestas. Mientras que los distritos Centro y Salamanca tienen las cifras más altas en rentas y en facturación, el dinamismo «decae» al alejarse de esos epicentros, con varios distritos donde no se alcanza el 70% comercial ni los dos comercios cada cien vecinos. En el caso de Barcelona, el comercio de barrio funciona sobre todo en el tronco que va de mar a montaña, es decir en Ciutat Vella, tramos del Eixample, Gràcia, Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts. Se atribuye a que son zonas con rentas más altas, y polos de atracción tanto laborales como de ocio y restauración, resume Nogué. Los ejes próximos a Llobregat y Besòs tienen resultados más discretos pese a contar con motores como Sants y Creu Coberta o Sant Andreu, porque el resto de zona es menos activa.

Sin desertización

No obstante, la alarma roja no se enciende en ningún distrito. Horta-Guinardó tiene el menor índice de aprovechamiento del tejido comercial (volumen de locales ocupados sobre el total), con apenas un 71% al ser un territorio amplio y variado, pero cuenta con un propio eje potente que ejerce de centro de proximidad. En este sentido, los datos hacen aconsejable replantear el trazado de zonas como Sant Andreu, donde en algunas calles secundarias ha perdido masa comercial, dotando de nuevos usos a esos espacios (servicios o hasta viviendas) y fomentando la concentración en los ejes principales, más fuertes y competitivos. La temida desertización (menos de un 80% de tiendas ocupadas) no afecta a ninguno de los ejes históricos.