CHOQUE EN BARCELONA

Algunas claves del conflicto

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ORDEN DE DESALOJO

¿Podía pararse la ejecución de la sentencia?

El alcalde repite a menudo que la resolución del juez le obligaba a ejecutar el desalojo antes del 31 de mayo. Se realizó el 26 de mayo, al día siguiente de las elecciones europeas. La fecha se interpretó como un modo de realizar la operación policial aprovechando que el foco mediático estaba centrado en el impacto de las urnas, que en Catalunya dieron la victoria a ERC por primera vez desde 1936. A pesar de que el fallo judicial era firme, los expertos consultados por este diario subrayan que se trataba de un proceso civil y no penal, con lo que el magistrado podría haber detenido el proceso si alguien le hubiera dado argumentos. El ayuntamiento, de haber medido bien los efectos de derribar este símbolo del combativo barrio de Sants, podría haber solicitado al juez que aplazara la medida porque el remedio podía ser peor que la enfermedad. 

ERROR DE SEGURIDAD

¿Por qué no se protegió la excavadora?

La manifestación del martes se realizó sin incidentes durante 45 minutos, incluida una visita a la sede del distrito, donde se lanzaron proclamas contra el ayuntamiento. Los problemas llegaron cuando la marcha llegó a Can Vies y topó con la excavadora desprotegida. Lo que sucedió fue tan lamentable como predecible: los jóvenes tiraron la endeble valla que les separaba del monstruo de hierro y le lanzaron piedras. Se produjo la primera carga, y la noche empezó a liarse. Fue la jornada más violenta de toda la semana. La carga policial posterior a la lapidación de la máquina ya no logró protegerla. Poco después fue incendiada. La Guardia Urbana que al principio vigilaba la excavadora había sido requerida para proteger la sede del distrito, pero nadie pensó en pedir apoyo a Mossos para que cubriesen los puestos de vigilancia abandonados por los urbanos.

PLANES DE TMB

¿Sabía Trias que la finca se derribaría?

Lo sabía. Fueron los Mossos, según detalló el teniente de alcalde Joaquim Forn, quienes decidieron la fecha del desalojo de la finca. Otra cosa es el derribo del edificio, propiedad de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), que hasta los años 80 lo usaba como centro social del personal del metro. La empresa decidió derrumbarlo el mismo día. El proceder habitual es tapiar los accesos y agujerear el techo para evitar que los okupas vuelvan a entrar. Pero aquí se hizo a la brava, con una pala mecánica que empezó a arrasar con todo. Hubo quien pensó que el ayuntamiento no podía ser consciente de eso, que de haberlo sido, y calculando el efecto que causaría, lo habría evitado. Fuentes municipales confirman que el alcalde y su gobierno conocían perfectamente los planes de TMB. Es llamativo que Forn, también concejal de Seguridad, estuviera esos días de viaje.

Los activistas

¿Por qué no condena Can Vies la violencia?

Los jóvenes que forman parte del colectivo de Can Vies no condenan la violencia porque no la consideran como tal. En alguna ocasión han intentado desvincularla del centro social autogestionado, pero por mucho que se les pida una condena firme, esta no ha llegado. Consideran que aquellos que recurren a la quema de contenedores, a la rotura de oficinas bancarias o el lanzamiento de objetos a la policía responden a la violencia que por su lado ejercen sobre ellos los Mossos d’Esquadra. Aseguran los okupas que son los agentes los que les provocan, y que cuando no ha habido presencia masiva de las fuerzas de seguridad, las protestas se han realizado sin problemas. De hecho, uno de los puntos que el Centro Social de Sants solicitó al ayuntamiento para reducir la tensión fue que los Mossos redujeran el dispositivo en el barrio para intentar calmar los ánimos. 

Decadencia

¿Can Vies iba ya camino de la desaparición?

Este tipo de proyectos tiene una vida finita. La mayoría de personas que han salido en defensa de Can Vies tienen ahora una vinculación más sentimental que activa. Ha sido un símbolo del barrio, pero a nadie se le escapa que la actividad en el lugar llevaba algún tiempo de bajón. A esto hay que añadir que los jóvenes eran conscientes de que el desalojo iba a producirse de un momento a otro, con lo que en los últimos meses fue más importante trazar una estrategia de defensa que organizar actos culturales y sociales. Es por ello que muchas de las herramientas y el material que estaba almacenado en estos dos edificios de la calle de los Jocs Floras habían sido trasladados a Can Batlló, adonde se ha trasladado buena parte de la actividad que se venía haciendo en Can Vies desde 1997, año en el que se produjo la okupación.