entrevista con la Ilustradora

Mariona Omedes: "Montjuïc es la cuna de grandes días de Barcelona"

Mariona Omedes, delante del ordenador, con su ilustración.

Mariona Omedes, delante del ordenador, con su ilustración.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mariona Omedes, diseñadora gráfica, artista multimedia y realizadora de documentales, se declara «absolutamente barcelonesa» por sus raíces y por el cariño que le transmite su ciudad natal. A menudo, recorre con su cámara las calles en busca de espacios que le sorprendan, pero ninguno le fascina tanto como cuando de niña iba a la Font Màgica de Montjuïc convencida de que un mago se escondía bajo la cascada.

-¿Por ello la eligió como el icono más representativo de Barcelona?

-Solo tengo buenos recuerdos de esa fuente. Es preciosa con ese constraste que proporciona el contraluz de la gente que la mira y que se fusiona en un negro puro, y esos colores que alumbran la noche. Se crea una relación muy especial entre el momento y las personas. Eso es lo que intenté dibujar.

-¿Cuántas veces ha presenciado desde la avenida de Reina Maria Cristina el piromusical de la Mercè?

-Varios años he ido con mis hijos. Su padre, el director de cine Manuel Huerga, se encargó de la realización del piromusical desde 1986 hasta 1991. Quería transmitirles la misma magia que yo sentía en mi infancia.

-¿Le gustaría realizarlo algún año?

-Es difícil superar el tándem que hacían Huerga y Jordi Beltran. Sincronizaban a la perfección la espectacularidad de los fuegos artificiales de la pirotecnia Igual con la música. Recuerdo especialmente el año que simularon un viaje en tren.

-¿Qué imagen le gusta más?

-Si yo filmara el piromusical, jugaría con el vapor del agua, que es reflejante. Proyectaría imágenes sobre esa cortina tan sugerente.

-¿Qué representa la montaña de Montjuïc para Barcelona?

-Montjuïc ha sido la cuna de grandes momentos de esta ciudad: la Exposición Internacional de 1929 y los Juegos Olímpicos de 1992. Me encanta, sobre todo por su situación estratégica, por su proximidad al mar y su olor a salitre. El Paral·lel tiene mucha vida, pero Poble Sec, su barrio, es el gran desconocido. Un lugar muy agradable para pasear.