TENDENCIA EN LA CAPITAL CATALANA

Cupidos inmobiliarios

ANTES...

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PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Hubo en un tiempo en que los propietarios de inmuebles se permitían poner a la venta cuchitriles llenos de muebles, trastos y rastros de otras vidas con la certeza de que el mercado inmobiliario los absorbía sin miramientos y a precio de disparate. Pero aquellos tiempos, hace unos cinco años, suenan ahora remotos. Con el regreso a la casilla cero, el comprador escasea y se permite buscar, remirar y regatear. Así que la tortilla se ha girado y el vendedor ha de echar imaginación para que su oferta sea tentadora. Para lograr ese enamoramiento final nació en el 2009 Barcelona Home Staging, que con tesón se ha erigido en algo así como un Cupido inmobiliario.«No somos decoradores, trabajamos para que la vivienda mejore y sea del gusto general, moderno, limpio, estándar y cómodo», sintetiza Matthieu Bouchon, socio con Kathleen Reiss en la aventura.

Muchos pisos y casas acicaladas en la recámara en toda la ciudad y área metropolitana autorizan a este emprendedor francés afincado en Barcelona a concluir que hoy en día se impone hacer«más atractiva»la propiedad para«facilitar y agilizar la venta». Sus clientes son tanto particulares como promotoras, bancos y agencias inmobiliarias. No siempre hace falta la misma receta, pero Bouchon tiene claro que ahora para vender se imponen tres condiciones: tener un precio conforme al mercado real, difundirlo bien a nivel comercial (con agencias o por internet) y hacer una preparación a medida. En esa coyuntura, hay transferencia en tres meses, insiste.

Tan seguros están, que el dúo ha apostado por no cobrar su trabajo hasta que se produce la venta o el alquiler (con un tope de cuatro meses, a partir del cual permiten el pago en cuatro mensualidades).«Hay una inversión cero para el dueño», cuentan, porque saben que antes de lograr la transacción este no suele querer poner dinero de su bolsillo en mejoras. En Home Staging calculan que, por ejemplo, un piso de unos 70 metros cuadrados precisa entre 1.500 y 3.400 euros para mejorar sulook.

Ese maquillaje no pretende encantar en concreto a alguien, sino agradar en general, destacar las cualidades de la propiedad, matizan. Igual que sucede con los hoteles. Una neutralidad atractiva que traduce en eliminar sobresaturación de viejos muebles para ganar espacio visual, pintar, reparar «defectos que fijan la atención de los visitantes, como grietas y roturas», iluminar bien, amueblar espacios vacíos para dar una idea de su capacidad, modernizar ambientes...

Completada la puesta a punto, igual que uno se atavía para dar su mejor imagen en una cita, la vivienda está lista para salir más resultona en las fotos, generar más clics en los portales especializados y por tanto«hasta siete veces más visitas comerciales», dar buena impresión, «resaltar su potencial»y«evitar rebajas innecesarias». Solo resta un precio justo.