Conflicto en un barrio de Sant Martí

Pesadilla vecinal en el Besòs por tres bloques invadidos

Los tres bloques de pisos de Cristóbal de Moura ocupados por rumanos

Los tres bloques de pisos de Cristóbal de Moura ocupados por rumanos

MARINA MUÑOZ BENITO
BARCELONA

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la llegada de una oleada de rumanos a tres bloques de pisos ocupados de la calle Cristóbal de Moura tiene en jaque a los vecinos del barrio barcelonés del Besòs, que denuncian el incivismo de estos recién llegados y la impunidad con la que se mueven, además de la falta de una actuación contundente por parte de las autoridades. «Hasta ahora teníamos, dentro del entorno y a pesar de los okupas de estos edificios, un respeto y convivencia, pero desde hace tres o cuatro meses,hay una ocupación masiva de origen rumano que no tiene en cuenta el tema del civismo», explica Fèlix Rodríguez, presidente de la Asociación de Vecinos del Besòs, que también reconoce que es complicado generalizar.

Los bloques de pisos afectados -los números 244, 246 y, hasta el pasado 4 de abril, cuando se procedió a su desalojó, el 248, que està cedido temporalmente al Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona-, pertenecen a una promoción de alquiler social de nueva construcción del Institut Català del Sòl (Incasòl) que, por la ocupación, en enero de 2011, no se llegó a adjudicar. Este organismo, que interpuso una demanda judicial en julio de 2011 por delito de usurpación, ya tiene una sentencia firme para su desalojo pero, por la envergadura de la operación, está a la espera de ejecución.

41 VIVIENDAS //«Es un proceso muy atípico. Afecta a 41 viviendas y la situación se tiene que coordinar con un dispositivo de seguridad y con el distrito», señalan fuentes de Incasòl, que exponen que el desalojo está previsto para esta primavera, aunque aseguran que todavía no se ha fijado un fecha.

Además de los múltiples destrozos del mobiliario y de las instalaciones comunes de los bloques -con puertas forzadas, servicios básicos pinchados y cristales, timbres y buzones rotos, entre otros-, y de todos los residuos que esparcen continuamente por los balcones, patios internos y espacios públicos, los vecinos critican el incremento de la inseguridad. «El repunte de robos y de delincuencia es de un 30%», señala Rodríguez. «No son sensaciones, es una realidad. Crea inseguridad al 100%», añade. Otra gran queja de los residentes del Besòs es la total impunidad con la que actúan estas personas. «Asocian piso vacío a piso potencialmente ocupable, y sin ninguna consecuencia», explica Rodríguez. «No hay derecho, todos pagamos esos pisos. Mi hijo está apuntado hace años para solicitar un piso social e independizarse, que también tiene derecho. Da una rabia…», señala una vecina de la calle de Càller (perpendicular a Cristóbal de Moura) que, por temor a represalias, prefiere mantenerse en el anonimato.

Según el Incasòl, después del futuro desalojo de los números 244 y 246, valorarán los daños de las viviendas y las rehabilitarán. «La adjuducación se está haciendo paralelamente al proceso, para evitar que este sea más largo», señalan desde este organismo. Desde la Asociación de Vecinos del Besòs piden que su alquiler sea adaptable a los ingresos. «Una horquilla entre, por ejemplo, 250 y 400 euros. No todo el mundo está en las mismas circunstancias», comenta su presidente.

PLAN DE CHOQUE/ Desde el distrito se han adaptado algunas medidas para paliar el conflicto. Hasta el desalojo de las viviendas ocupadas de Cristóbal de Moura, se ha establecido un plan de choque de limpieza que abarca toda la cuadrícula de la calles Bernat Metge, Perpinyà, Llull y Alfons el Magnànim. «Para el resto de pisos ocupados, seguiremos el plan de asentamientos irregulares que hemos elaborado en este mandato», señalan fuentes del distrito de Sant Martí.

Paralelamente a este servicio de limpieza, se han desarrollado otras dos medidas de urgencia: un dispositivo de seguridad especial conjunto de la Guardia Urbana de Barcelona y los Mossos d'Esquadra -que incluye control de furgonetas y autocaravanas de los okupas- y un servicio de mediación con un educador en las comunidades de vecinos. Además, un servicio de vigilancia custodia las 24 horas el bloque número 248 de Cristóbal de Moura, con el fin de que no vuelva a ser ocupado.