Las puertas de Barcelona

La riqueza artística, la originalidad y el carisma de las puertas de Barcelona, sobre todo las que lucen en el denominado Quadrat d'Or del Eixample, son un capital desconocido del que pocas ciudades pueden presumir. Lluís Duran, director de arte de publicidad especializado en diseño gráfico y fotógrafo aficionado, empezó en el 2005 a dedicar la mañana de los domingos a retratar las entradas singulares de casas distribuidas en todos los barrios de la capital catalana, cuando las puertas estaban cerradas y había menos movimiento, motos y contenedores, menos obstáculos a la hora de encuadrar las más de 150 imágenes que ilustran este extraordinario patrimonio urbano a la vista de todos los transeúntes.

De esa búsqueda, nacen el libro 'Portes de Barcelona', editado por el ayuntamiento, y la exposición homónima que, hasta el 13 de abril, se exhibe en la Sala Ciutat, en la callejuela que rodea al consistorio.

Fueron muchas mañanas y tardes de andar y desandar los barrios al acecho de estos tesoros que suelen pasar desapercibidos e interminables tardes en los archivos históricos de la ciudad buscando datos. «Estas puertas son un símbolo de la belleza creativa, de la fuerza de la unión del trabajo de artesanos, de arquitectos, de vidrieros, de ebanistas y de metalistas», argumenta Duran, que compara estas obras de hierro y de maderas nobles con lienzos. «Son cuadros únicos, personales e irrepetibles».

Ninguna igual

Hoy es excepcional que se construyan portales diferenciados y hechos a mano. «De todas las que he seleccionado no hay ninguna igual. Ahora se fabrican en serie». Para él, este patrimonio, la mayoría procedente del modernismo, se debe respetar, mantener y difundir.

Duran asegura que no hay precedentes, que nadie antes había editado un inventario sobre la singularidad de estas puertas que tienen en las calles paseo de Gràcia, Rambla de Catalunya, Montcada, València, Llúria, Còrsega, Casp, Diputació, Consell de Cent, Gran Via, Diagonal, Ample, Enric Granados y Provença sus mejores exponentes. «Es un recorrido visual, un precioso paseo por las calles de Barcelona», asegura el autor. Eso sí, un poco retocado, maquillado con el 'photoshop' para que no se vean las paredes sucias ni las meadas de perros a la entrada de las solemnes casas de la burguesía barcelonesa.

«Son las huellas de la ciudad inusitada, imperceptible. Salvo algunas excepciones (como los pórticos de Horta) el libro de Duran retrata la ciudad sólida y próspera, que se encontraba en vertiginosa transformación desde finales del siglo XIX, cuando en palabras del arquitecto Manuel Guàrdia, 'se estaba consumando la progresiva deriva de la centralidad urbanística hacia el Eixample'», señala en el prólogo del libro Marià Carbonell, catedrático de la Facultat de Filosofia i Lletres de la Universitat Autònoma de Barcelona, que encuentra sorprendente «la escasa» información que existe sobre los maestros artesanos que construyeron tales joyas.

El arquitecto Oriol Bohigas califica de «valor inestimable» esta colección de fotografías de Duran. «La mayoría de puertas seleccionadas pertenecen a la misma época y a un mismo barrio, el Eixample derecho», y según Bohigas, cabe analizar las preferencias estilísticas de la burguesía que se instaló en el ahora centro de Barcelona a finales del siglo XIX y a principios del XX. «La mayoría de puertas surgen de una confluencia estilística que abarca muestras eclécticas e historiocistas hasta academicismos de los años 20, con escasas presencias noucentistas. Todo ello con la presencia de magníficos ejemplos modernicistas», detalla Bohigas.

Como dice Duran, «las puertas están presentes en nuestras vidas. El lenguaje popular está lleno de refranes sobre puertas: 'Cuando se cierra una puerta, se abre otra' o 'más vale un vecino en la puerta que un pariente en Mallorca».