PATRIMONIO BARCELONÉS DEGRADADO

Cadena de torpezas

La Generalitat trata de vender al mejor postor la Casa Burés, que ha sido saqueada, pero la autorización depende ahora del ayuntamiento

Abandono  Estancia que fue oficina, ayer.

Abandono Estancia que fue oficina, ayer.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Se busca final feliz para la Casa Burés. Ya no son solo los vecinos, que llevan más de un lustro pidiendo una salida digna para la centenaria edificación modernista de la confluencia de Ausiàs Marc con Girona. También es la actual propiedad, la Generalitat, la que ahora tiene prisa por bajar el telón de un culebrón urbanístico de más de una década y que en las últimas semanas ha derivado en el saqueo y la degradación el espacio, como denunció ayer EL PERIÓDICO.

Tres grandes empresas hoteleras desean hacerse con el inmueble de la discordia, cuya resolución final depende del«levantamiento del censo por parte del ayuntamiento», según explicaron ayer fuentes de la Direcció General del Patrimoni, dependiente de la Conselleria d'Economia. En el Ayuntamiento de Barcelona precisaron que como el Govern lo compró al consistorio a plazos, y estos no se han liquidado aún, es necesario el mencionado trámite para que la Generalitat lo pueda revender a un tercero. Una autorización que, además, debe pasar por el pleno del ayuntamiento.

El lamentable estado de la casa, que por fuera está revestida con redes para evitar más desprendimientos de fachada, y por dentro no solo acumula suciedad y claros restos de haber sidookupada, sino también de un saqueo violento, no tiene un solo culpable. Basta analizar la cadena de torpezas acumuladas.

Para que se pongan en situación, sin recorrer el interior, la finca, revestida de piedra, con tribunas y balcones de forja y coronada con una torre cónica, data de 1905. El piso principal era la vivienda de la familia del industrial Francesc Burés en 1905, mientras que en la planta baja tuvo almacenes y oficinas de la empresa; todos los pisos superiores se destinaron al alquiler; eran mucho más funcionales que la vivienda familiar, plagada de mosaicos y marquetería, mármoles, ornamentos escultóricos e infinidad de acabados modernistas firmados por artistas de la época. Su uso fue residencial hasta entrados los años 90.

Pugna de usos

De ahí que el Ayuntamiento de Barcelona ejerciese el jaque mate municipal en el 2007, al saber que un grupo inmobiliario tenía intención de levantar un hotel de lujo. El alcalde Hereu (PSC) quiso evitarlo ejerciendo el derecho de retracto -igualando una oferta de 26 millones de euros- al tratarse de un edificio catalogado, con el sueño de crear un centro de interpretación del modernismo local, que tan bien representaba, y el posible Museo Nacional de la Arquitectura y el Urbanismo en plantas superiores . Pero la crisis apareció de por medio, y se presume que la alta inversión necesaria para la operación llevó al consistorio en el 2008 a venderle la Casa Burés a la Generalitat (se escrituró en diciembre del 2009). El Govern quería tener sus sedes administrativas en edificios de propiedad y, con la calificación de equipamientos, la operación garantizaba uso al cotizado inmueble.

La coyuntura económica se agravó, y Mas llegó a la presidencia. Fuentes de Patrimoni indican que el nuevo Govern tuvo claro que era inviable realizar un dispendio de la magnitud que precisaba la reforma y que era mejor vender. De hecho, según denunció ayer el concejal del PP Xavier Mulleras, el ayuntamiento«aún tiene pendientes de cobro 19 de esos millones».

A la Casa Burés le han salido ahora tres novios, en forma de grupos hoteleros. Precisamente, uno de estos inversores acudió a visitar el inmueble con un representante de Patrimoni el lunes de la semana pasada, cuando descubrieron que había sido allanado. Restos de comida, de fogatas y colchones revelaban la existencia de moradores.

Rápidamente se personaron los Mossos y se procedió a reforzar las puertas con cadenas. Pero la historia se repitió unos días después, cuando la policía autonómica descubrió que había sido sustraído el cobre de las tuberías y una farola, que se sumaban al paulatino saqueo de otros elementos, explican. Razón por la que desde el viernes se instaló vigilancia durante las 24 horas. En laconselleriaaseguran que en estos tres años se ha vigilado la finca de forma«no continuada», sino con patrullas de ruta. Una medida a todas luces insuficiente, que facilitó las reiteradas intrusiones por la parte superior, según algunos testimonios. Y es que la factura mensual de seguridad, en tiempos de propiedad municipal, ya había ascendido a más de 12.000 euros al mes.

«Sumisión»

A día de hoy, la Casa Burés está en vías de ser un gran hotel, justo lo que el ayuntamiento y los vecinos, que reivindicaban equipamientos para el barrio, trataron de evitar en el 2007.«Aceptamos el hotel con tal de que sea un foco de actividad en la zona», afirman desde la Plataforma per a un Eixample Sostenible. Una paradoja que obligará al ayuntamiento a dar por buena la explotación privada que hace cinco años se trató de evitar, previo acuerdo con los díscolos grupos de la oposición.

Pero el final medianamente feliz tiene más escollos por superar. Mulleras culpa a Trias de«sumisión»ante el Govern. Y advierte de que aún falta un cambio de usos para que la casa albergue, como hace un siglo, huéspedes de lujo.