futuro de unO de los INMUEBLES más ESTIMADOS de la zona alta

La Rotonda se atasca

Una obra muy costosa y dos querellas vecinales retrasan la resurrección del edificio como oficinas

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que la Rotonda presente un estado deplorable no beneficia a nadie. El propietario planea construir un edificio de oficinas. Los vecinos exigen más protección para el inmueble y que no se levante un mamotreto que engulla la obra modernista. El futuro alcalde, Xavier Trias, cree que sería mejor un hotel. Y el ayuntamiento implora una solución rápida para recuperar uno de los mejores señuelos turísticos de la zona alta. La Rotonda agoniza y no es ninguna broma. Núñez y Navarro tiene licencia de obra desde el 21 de enero. Pactó entonces con el ayuntamiento empezar a picar piedra en dos meses, pero la complejidad del trabajo, un presupuesto desorbitado y las dos querellas presentadas por una plataforma vecinal atascan su resurrección. ¿Hasta cuándo?

En el epicentro de la polémica aguarda un edificio de gran valor arquitectónico para la ciudad y de inmenso valor sentimental para el barrio de Sant Gervasi. Allí todos tienen un primo, una tía abuela o un amigo que se casó en los salones del hotel que años después se convertiría, siniestra ironía, en un hospital para enfermos terminales. Todo hacía pensar que esta ocasión era la buena, que Josep Lluís Núñez, una vez conseguido el permiso, recuperaría los años gloriosos del doctor Andreu y la ciudad jardín de la avenida del Tibidabo. Pero no, un cúmulo de obstáculos están dilatando la reforma. Un portavoz de la empresa asegura que proyectos de esta envergadura «requieren un cuidado especial», y señala que, «aunque no se vea», la obra ya ha empezado con la adjudicación del andamiaje» y los «estudios técnicos previos».

El padre de la cosa, el arquitecto Alfredo Arribas, admite que hay «mucho miedo por empezar a tocar el edificio, dada su fragilidad», y adelanta que hasta que no se instale la estructura metálica de refuerzo «no se conocerá el estado real de la finca». Reconoce, además, que las «circunstancias que envuelven el proyecto -la presión de los vecinos, el elevado presupuesto, la presencia de una farmacia en los bajos- hace que todo sea un poco más complicado», y lamenta que el barrio haya sido «engañado sistemáticamente por gente con intereses personales».

Ángels Garci, portavoz de la Plataforma Salvem la Rotonda, sostiene que su intención no es «ir contra nadie», sino «luchar para que se hagan las cosas bien para luego desaparecer como un azucarillo en una taza de café». Este grupo de indignados con Núñez y Navarro ha presentado dos demandas: una contra el plan de mejora avalado por un pleno municipal en el 2008 y otra contra la aprobación de la licencia de obra.

TRIAS PREFIERE UN HOTEL // El portavoz de la compañía explica que las denuncias «no influirán» en sus decisiones porque tienen todos los permisos «y la legitimidad para sacar adelante el proyecto». ¿Y cuándo se verá actividad en la Rotonda? «Esperamos que sea antes de fin de año», profetiza, definiendo unos plazos que no sentarán nada bien en la concejalía de Urbanismo, después de que a finales de enero pactaran con Núñez y Navarro que la obra empezaría antes de dos meses.

El cambio de gobierno local puede añadir más pimienta al asunto. Xavier Trias, tras un mitin celebrado frente a la finca modernista el 9 de mayo, explicó a este diario que la Rotonda «debería ser un hotel» porque ahí «no hacen falta oficinas». «Nos sentaremos con el señor Núñez. Le conozco hace muchos años y sabe bien lo que hace», explicaba el futuro alcalde. «Todo es posible, todavía estamos a tiempo. ¿Pero lo pagará él?», responden en Núñez y Navarro. Sin calendario y con tantos interrogantes, la única víctima que paga el pato por ahora es el edificio.