DESENLACE TRÁGICO EN UNA ZONA VERDE DE L'HOSPITALET

Uno de los desahuciados del Gornal se ahorca en un parque

La víctima ocupaba uno de los pisos de protección vacíos de Adigsa desde febrero

DAVID PLACER
L'HOSPITALET

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Un hombre de 45 años que sufría depresión, enfermo y en paro se quitó la vida ayer en un parque de la calle Juan de Juanes en el barrio del Gornal en L'Hospitalet. M. P., que vivía con su esposa y una hija de 14 años, había recibido el jueves una demanda judicial por la ocupación ilegal que mantenía desde hace nueve meses en un piso protegido de Adigsa, la empresa pública de la Generalitat, que había quedado vacío.

El hombre se ahorcó en un parque a las 17.00 horas, según confirmaron sus familiares y dejó una carta de despedida que está siendo analizada por los Mossos d'Esquadra. Su mujer, Eva V., de 37 años, aseguró a este diario que estaba convencida de que su marido se quitó la vida porque sabía que los iban a desalojar. «Es muy triste que nos haya pasado esta desgracia solo por una vivienda», dijo la mujer que se enfrentará un juicio por ocupación ilegal el próximo 21 de diciembre y que teme quedarse en la calle.

Adigsa reclama a la familia el pago de 9.000 euros por haber entrado «de patada» al piso, un método muy utilizado en una zona con decenas de viviendas oficiales vacías. Estos días la empresa ha enviado numerosas demandas de desalojo a las familias, algunas de las cuales han tenido que marchar por orden judicial, según explicaron los vecinos. Las decenas de ocupantes ilegales están a la espera de juicios y, con ellos, temen un desalojo seguro.

Ayer, los jefes de los servicios sociales del Ayuntamiento de l'Hospitalet acudieron a casa de los familiares a ofrecer su apoyo. «Llegaron algo tarde», les dijo una cuñada que había intentado tramitar un piso protegido para la familia.

HABITACIÓN COMO PISO / El hombre era electricista, pero se encontraba sin trabajo desde hacía varios años. Como su mujer, cobraba 400 euros de ayuda. Antes de ocupar el piso, la familia vivía en una habitación en un piso compartido con otras familias en el Poble Sec. «Por la mañana fue a visitar a su madre. Ella lo notó algo extraño, pero nunca se imaginó que podía ser capaz de hacer algo así», dijo una familiar.

El hombre, junto con su mujer y su hija, estaba acostumbrado a hacer toda su vida en la habitación que compartían en el Poble Sec, tanto que al llegar a la vivienda ocupada de El Gornal seguían comiendo y cenando en la habitación. «Es la costumbre», respondía a sus familiares cuando le reclamaban por no usar el comedor. La familia consiguió dar de alta los servicios de agua, luz y gas a pesar de no tener un contrato de alquiler legal. Desde ese momento su vida mejoró de forma sustancial. «Ya se sentían como una familiar normal», dijo un familiar.