RICHARD OMER, PROFESOR DE INGLÉS

"No tenía ni idea de que aquí hubiera alguna regla"

Richard realiza unos estiramientos después de cubrir 10 kilómetros.

Richard realiza unos estiramientos después de cubrir 10 kilómetros.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Richard es británico, lleva 19 años en Barcelona y habla un estupendo catalán que recuerda al dicharachero escritor Matthew Tree. Llegó con una novia, la cosa no prosperó pero él decidió quedarse junto al Mediterráneo. Con respiración algo ajetreada después de cubrir 10 kilómetros, reconoce que es la cuarta vez que sube a correr a Collserola, una zona que conoce bien porque también es aficionado a la bicicleta.

Este profesor de inglés con facciones delatoras reconoce que no tenía «ni idea» de que el parque tuviera normas y se sonroja al admitir que las ha incumplido «muchas, muchas, muchas veces sin querer». A pesar de estos resbalones involuntarios, considera que la gente que sube al parque «tiene el suficiente seny como para saber qué puede hacer y qué no», lo que hace innecesario, opina, la presencia de policía en Collserola. Richard define el Tibidabo como «una maravilla» y admite cabizbajo que en su tierra natal «no hay nada tan bonito como esto».

Junto a él, secándose el sudor y demostrando que para correr no hace falta vestirse como Usain Bolt, el abogado de 66 años Jorge Martínez-Aguado alerta sobre la presencia de «grupos de unas 20 o 25 bicicletas que te apartan del camino porque avanzan en cuadrilla sin demasiados miramientos». «No lo hacen con mala fe -concreta- pero a veces es una molestia para los que no pueden ir a su ritmo, o sea, para los que caminan o corren». Este hombre de leyes, que empezó a correr hace seis años y que ha jugado a fútbol sala toda su vida, se queja de la presencia habitual de perros sin atar. No es que no le gusten los animales, apunta, «pero uno nunca sabe las intenciones reales de un perro cuando se acerca» «Además, te cortan el ritmo», concluye.