LOURDES KIEKEBUSCH Y GONZALO VALDÉS, ESTUDIANTES

"Las bicis pasan rápido pero no son una molestia"

La familia Valdés Kiekebusch pasea por Collserola, el viernes.

La familia Valdés Kiekebusch pasea por Collserola, el viernes.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Gonzalo y Lourdes llegaron a Barcelona hace cuatro años procedentes de Chile. En Catalunya han nacido sus dos hijas (Martina y Catalina) y el mes que viene, completados ya los respectivos estudios de doctorado y master en dirección de empresas, regresan a Temuco, pequeña ciudad situada al sur de Santiago de Chile.

Fue él quien descubrió, gracias a unos amigos, las bondades de Collserola, «uno de los mejores recuerdos que nos llevaremos a Suramérica», reconoce Lourdes. Viven cerca de Montbau y suelen subir a la carretera de las Aigües para correr y pasear. La logística es bien sencilla: Gonzalo corre unos 10 kilómetros mientras su esposa va tirando a pie con las dos pequeñas. Cuando él las alcanza de regreso, se une al tranquilo paseo de vuelto hacia el coche. «Me parece un parque muy bien cuidado, con un ambiente muy bueno y sano. Es un privilegio que una capital tan grande tenga un parque como este», resume Gonzalo.

Suben a Collserola un par de veces a la semana y nunca han tenido ningún problema, «a pesar de que las bicis van a veces muy rápido». «No son una molestia», concreta Lourdes. Ambos estaban convencidos de que la montaña ya era parque natural y la noticia de que aún quedan unas semanas para la proclamación les deja descolocados. Gonzalo considera que la medida es una «muy buena idea» y espera que puedan mejorarse algunos aspectos, como «la señalización de caminos o los carteles que detallen las normas».

Este matrimonio de estudiantes volverá a Chile con un «inmejorable recuerdo de Barcelona» e insiste en el privilegio de poder «disfrutar de estas vistas» mientras se practica deporte a pocos minutos del centro de la ciudad. Agradecen que la gente haya sido siempre tan amable y consideran que la prudencia con la que todo el mundo actúa en el parque demuestra que los catalanes «son gente de bien».