EL DERBI DEL MONTILIVI
El Barça marca la línea en Girona
El líder se pone serio en la fiesta del Montilivi y plasma su superioridad a partir de dos goles afortunados
Dos goles feos no ensombrecieron la fiesta que se prometía en Montilivi con la inauguración del derbi nunca visto en Primera. La abismal diferencia entre el Girona y el Barça se expresó en el campo y no tanto en el marcador, lo que dejó conforme hasta al último invitado.
Por el jolgorio de la jornada en épocas tan señaladas políticamente será recordado el duelo. Ni el Girona sufrió la temible tunda del Barça ni el Barça se dejó puntos en su impecable inicio liguero al encadenar seis victorias en seis jornadas.
Lo recordará también Maffeo, que se vio en la mayor tesitura de su corta carrera al realizar un marcaje individual a Messi por todo el campo. El joven defensa siempre podrá decir que el mejor jugador de la historia –y máximo goleador de la Liga del momento– no marcó. Ni siquiera tuvo oportunidad de hacerlo. Luis Suárez, también vigilado aunque sin tanto esmero, quebró su mala racha y se estrenó, coloreando los grises goles del cuadro azulgrana, ayudado con un autogol de Aday y otro aún más oscuro y confuso que se podía atribuir tanto a Iraizoz como a Aleix Vidal.
Muchos preparativos
Mucha pizarra hubo en los preparativos y el exceso de teoría se trasladó al terreno de juego. Los dos equipos jugaron encorsetados más que nunca por las instrucciones especiales recibidas, exclusivas para la jornada: las de Machín por el acontecimiento de enfrentarse al Barça; las de Valverde, por una nueva tanda de relevos que obligaba a reposicionamientos. La barra libre se abrió tan solo en el último cuarto de hora.
Las elecciones de Valverde fueron contundentes. Y muy clarificadoras. Entre Sergi Roberto y Aleix Vidal para repartirse el puesto de lateral derecho y el de extremo –había dejado en Barcelona a Semedo y Deulofeu– colocó al de Reus como defensa y al de Puigpelat de delantero. Entre otras razones, porque las pérdidas de Aleix, excesivas, son peligrosas si ejerce de lateral y penalizan mucho menos en la otra punta del campo. Se malograron hipotéticas ocasiones de gol, y por un error, curiosamente, se marcó uno (el 0-2), pero Ter Stegen vivió tranquilo.
Corsé apretado
La otra disyuntiva estaba entre Paulinho y Rakitic, los dos aspirantes a la posición de interior derecho. Coincidieron por primera vez en el equipo, y Valverde eligió a Paulinho para expandirse en ataque y que el raciocinio de Rakitic protegiera a la defensa tan bien como lo hace Busquets, descansando en el banquillo junto a Piqué.
El corsé estuvo apretado hasta el 0-3. El primer tanto del Barça no operó ninguna transformación en el césped, tampoco el segundo. Ni el Girona iba a liarse la manta a la cabeza para empatar ni el Barça tenía obligación de variar sus planteamientos porque disponía de oportunidades con frecuencia suiza sin aprovechar ninguna. Los gerundenses (jugadores y aficionados, incluso el President de la Generalitat, receptor de la primera gran ovación) se conformaban con que su equipo se batiera con dignidad. Una virtud que le sobra.
Messi encuentra pareja
Resuelto el marcador pronto, y de manera afortunada, faltó lucidez en las filas azulgranas para culminar los ataques. Aleix confirmó que no tiene gol y que Suárez lo recuperó tarde. Messi, mientras tanto, tenía otra faceta. Encontró una pareja, pero no le gustó mucho. Aunque no se despegara de ella hasta que le abandonó.
Messi se entretuvo en buscar espacios y en zafarse del acoso de Maffeo, su sombra particular y exclusiva. Allá donde iba el astro, le acompañaba la sombra, incluso si era para atender instrucciones de Valverde. También temprano vio Maffeo la tarjeta que tenía virtualmente adjudicada desde que saltó al césped en la tesitura de perseguir a Messi hasta el lavabo. Se marchó antes de hora del campo el defensa, resoplando, agotado, y feliz por dejar seco a Messi.
Delantera seca
Más seca está la delantera del Girona. La falta de pegada es el mayor defecto del equipo y lo que lastra su andadura por la élite. El equipo supo convivir con el riesgo defensivo que ideó Machín pero tan atareado estuvo para contener al Barça que no tuvo tiempo de pensar en el ataque.
Douglas fue quien más incomodó a Ter Stegen. Despertó al portero (m. 12), pero también al Barça, que no se regaló ninguna alegría hasta que el carrusel de cambios decretó el el simbólico armisticio. Con el partido decidido, el juego se traspasó a la mitad de campo barcelonista reanimando la fiesta y al anfitrión.
Girona, 0 - Barcelona, 3
<strong>Girona:</strong> Iraizoz (8), Ramalho (6), Bernardo (5), Maffeo (6), Juanpe (6), Aday (5), Portu (6), Pere Pons (6), Aleix Garcia (6), Douglas (6), Olunga (5).
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