FICHAJE AZULGRANA

La bala Dembélé

El joven delantero, que tendrá una cláusula de rescisión de 400 millones, protagoniza un viaje supersónico en apenas dos años: de la quinta división francesa al Camp Nou

Dembelé, con la camiseta del Dortmund.

Dembelé, con la camiseta del Dortmund. / Ap / Bernd Thissen

Marcos López / Barcelona

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Va tan deprisa por el fútbol Ousmane Dembéle, Ous, como le llaman, que derriba puertas que parecían imposibles. Hace un par de años un joven delantero francés, espigado, fibroso, con padre de origen maliense y madre mauritana-senegalesa, jugaba en la quinta división francesa. Vestía la camiseta del Rennes y no tenía ni contrato profesional todavía. Ahora, Dembelé, "bienvenido Mosquito", escribió Umtiti, su compatriota en Twitter para saludar su llegada, es el fichaje más caro de la historia del Barça: 105 millones de euros más variables que serían un máximo del 40% de la operación (o sea 42 millones más). No solo eso. Ese chico atrevido, descarado, que se ha pasado la vida regateando, es el segundo jugador más caro de la historia tras Neymar (222 millones).

Se fue Ney; llega el mosquito, el nuevo y carísimo dueño del 11 en el Camp Nou. El viaje ha sido supersónico. Rebeldemente supersónico, capaz de enfrentarse a quien hiciera falta, ya siendo un niño (apenas 13 años), o ahora cuando todos se peleaban por él. Nació Dembélé en Vernon hace 20 años coincidiendo, pecisamente, cuando Ronaldo, el delantero por quien el Barça dinamitó el mercado en 1996 pagando 2.500 millones de pesetas entonces (15 millones de euros ahora), emprendía su camino hacia el Inter. Con apenas siete años, debutó en un club de barrio, el Evreux, donde llegó como se fue. "Regateando a todo el mundo", comenta siempre Romaric Bultel, uno de sus entrenadores en ese fulgurante proceso formativo.

Con 13 años, se peleaban ya por él. Lo tenía hecho (y hasta firmado) con Le Havre, pese al fuerte interés del Caen, pero acabó finalmente en el Rennes. Fue él mismo quien llamó al Le Havre para comunicarle su repentino cambio de decisión. Se mudó a su nueva casa con Fatimata, su madre, "mi faro, la patrona", como le llama él, convertida en la guía después del divorcio con su padre. Con ella, Dembélé, su hermano y sus dos hermanas se trasladaron a Rennes donde iniciaron una nueva vida. 

“Me encanta regatear”

Ousmane Dembélé

— Nuevo jugador del Barça

AMBIDIESTRO

Asombraba entonces, y asombra aún, Dembéle por su capacidad para manejar (y con velocidad) las dos piernas. "Tiene un talento especial para jugar igual de bien con la derecha que con la izquierda", precisa Bultel. Hasta el mismo jugador duda. "¿Zurdo o diestro? Sí, sí, soy zurdo", sostenía el jugador en una entrevista. "¿Seguro? Marcas muchos goles con la derecha", le dijo el periodista. "Sí, seguro", replicó el delantero. "Pues entonces, ¿por qué chutas los penaltis con la pierna derecha?", le inquirió de nuevo. "Chuto mejor con la derecha", respondió Dembélé, a quien esa ductilidad le permite desarbolar a defensas de todo tipo, condición, estatura y edad.

DE REBELIÓN EN REBELIÓN

Así llegó hace dos años a la quinta división francesa, firmando una excelente temporada con las categorías inferiores del Rennes: 13 goles en 18 partidos. Antes incluso de debutar con el primer equipo, el Red Bull Slazburgo llegó a ofrecer dos millones de euros por él, el Benfica también lo quería y hasta el City. De nuevo, otra rebelión. No quiso ir el hijo de Fatimata a entrenar porque no le dejaron marcharse. Lo enviaron al sub-19 y tampoco se presenta. Montanier, su primer entrenador, le puso problemas al inicio. Y él, impaciente, como su fútbol, se negó a ir a la pretemporada. Al final, firmó su primer contrato profesional: octubre del 2015.

“Dembélé juega igual de bien con las dos piernas"

Romaric Bultel

— Técnico del Evreux donde empezó Ousmane

Luego, se convierte en un fenómeno de tal dimensión que Francia se le queda pequeña. Nadie descifra su regate. Ni descodifica tampoco su exquisito control orientado con el que elimina enemigos como el que se toma café en su casa desayunando tranquilamente. Aunque resulta obvio que debe mejorar su relación con el gol (10 tantos con el Dortmund es pobre botín) intimida, sobre todo, por su delicada capacidad para regalar caramelos a sus socios.

CON EL 11 DE NEYMAR

Asiste mucho más que marca. Él corre, él atrae, él esquiva; los demás lo aprovechan. En Francia duró apenas un año. En Alemania, también. Por eso, voraz y ambicioso como es llevaba dos semanas declarado en rebeldía (una vez más) sin dejarse ver por Dortmund esperando quedarse con la zamarra de ‘Ney’. Ya es suya.

Regateando sin parar desde que un día le regalaron (tenía seis años) una camiseta de Beckham llega mañana al Camp Nou. Pudo venir hace un año, pero se negó a ser suplente de Neymar. Despreció incluso una oferta del Bayern Múnich porque Tuchel ("ha sido uno de los entrenadores que más ha influido en mí", dijo) le sedujo con la palabra y los métodos hasta llevárselo a Dortmund. Allí no dejó de mirar al Barça, que le ha puesto una cláusula de 400 millones de euros, superior incluso a la de Messi (250). De tanto ver los regates de Leo por la tele se los sabía de memoria; mañana lo tendrá a su lado en el vestuario.