El Barça golea en el emotivo Gamper del Chapecoense

La 52ª edición del trofeo Joan Gamper será recordada por la visita del Chapecoense, el pequeño club brasileño trágicamente célebre por el terrible accidente de avión que se cobró la vida de 71 personas; entre ellas, las de casi todo el equipo excepto los tres supervivientes que pisaron el césped del Camp Nou: Follman, el portero que perdió una pierna, Neto y Alan Ruschel, el capitán, y único titular.

El homenaje al Chapecoense se conservará en la memoria por el bello gesto solidario del Barça hacia un club golpeado por la tragedia. Y con el tiempo, tal vez será la única evocación que perdurará en ausencia de otros elementos puramente deportivos que resaltaran la tradicional cita de los culés, excepto que significaba el inicio del mandato de Ernesto Valverde. Solo los títulos que se consigan darán mayor relevancia al nombre del técnico que dijo haber iniciado un reto que será "apasionante".

El mismo equipo

Lo es. A las dificultades inherentes que ya conocía cuando firmó hace un par de meses, se añade la grave pérdida de Neymar, el máximo goleador de la pretemporada, como anécdota añadida a la indiscutible categoría futbolística del astro brasileño. A Valverde le tocará elegir –se supone que será él– al sustituto, adiestrarle e insertarle en un equipo que funciona solo.

Funciona solo porque es el mismo de los últimos años. Solo la presencia Gerard Deulofeu, un jugador de la cantera recomprado, destacaba en la alineación. La típica de Luis Enrique. Con Ter Stegen y sin Cillessen, titular en la gira, con Aleix de lateral y sin Semedo, solitario fichaje azulgrana antes de que se inviertan los 222 millones del PSG. No entró hasta el minuto 77 y provocó el penalti que falló Alcácer.

Deulofeu se estrena

Deulofeu fue el primer recambio de Neymar. Aprovechó la gran oportunidad en la noche del estreno casero para ganarse el puesto de extremo izquierdo. No la camiseta, ya que el de Riudarenes eligió el 16 como dorsal; la del 11 parece reservada para 'el rey puesto' que ha de enterrar la reminiscencia de Neymar.

De esa misión también se encarga Josep Maria Bartomeu, el presidente, que en el Congreso de Peñas renegó de Neymar y repudió la palabra tridente. Deulofeu marcó el 1-0 y dio la asistencia del 3-0, demostrando que ha aprendido cómo funciona el Barça: con un ojo en el defensa para regatearlo y otro sobre Messi para asistirle.

El torneo dedicado al fundador quedó despojado hace tiempo de los rituales que tuvo hace décadas, cuando los culés descubrían al equipo de la nueva campaña. Ahora ya lo tienen muy visto con la pretemporada transmitida por televisión y antes de que concluya la semana (el domingo) en lugar del blanco del Chapecoense se verá el del Real Madrid, en la ida de la Supercopa de España.

El equipo pide ayuda

El aparcamiento del Camp Nou estaba repleto de actividades para niños y turistas, la clientela que busca la junta en ausencia del socio durante el verano, como si fuera un parque temático.

Pese a la ola barcelonesa de 'turismofobia' que rechaza el exceso de visitantes, no se llenó el estadio. Apenas 64.705 espectadores en el comienzo del choque tras los sosos prolegómenos de la presentación del equipo, cuando Iniesta y Valverde coincidieron en dar la bienvenida al rival y en pedir la ayuda del público «en los buenos y los malos momentos». El técnico casi se olvida de pronunciar el consabido "Visca el Barça!".

La floja oposición del Chapecoense, cuyos titulares llegaron cuatro horas antes del choque tras la disputa de un partido de la Liga brasileña en la víspera, impedía cualquier análisis futbolístico. El Barça abusó del rival con una intensa presión (una de las novedades de la era Valverde) y las combinaciones de los tres delanteros. Busquets marcó un golazo desde fuera del área, aunque la llegada del mediocentro a las zonas de remate deberá verificarse en el futuro en sucesivos partidos. Le sirvió para llevarse el premio al mejor.

Llegado el descanso, acabado el homenaje, visto el once titular que maneja Valverde, el Gamper perdió todo interés. Hubo dos goles y hasta 24 sustituciones: 11 en el Barça (ni Arda ni Douglas tuvieron un minuto) y 13 en las filas del Chapecoense. Era, en realidad, el Gamper de los brasileños.