Messi honra a Cruyff con el penalti ante el Celta

La estrella del Barça repite el lanzamiento que Johan ideó en el Ajax hace 33 años y Suárez se adelanta a Neymar para marcar

DAVID TORRAS / BARCELONA

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Ahora que anda bien de ánimos, fortalecido por los resultados de los análisis del cáncer, Johan Cruyff recibió otra inyección de adrenalina por la vía que más energía le ha dado toda su vida: el fútbol. Ni que fuera por los miles de personas que pronunciaron su nombre y le recordaron, debió sentir un cosquilleo especial, los oídos silbándole seguramente sentado frente al televisor contemplando al Barça, al que pocas veces deja de seguir. Inesperadamente, la figura del 14 inmortal sobrevoló por el Camp Nou y por la memoria de cuantos aman este deporte. Hay tantas cosas que invocan a uno de los grandes de la historia, pero hay muy pocas tan singulares como la escena que se vivió. Una escena reservada a los elegidos. No hay muchos. Cruyff era uno de ellos. Messi, también, por encima de todos.

De repente, en medio de una noche más difícil de lo que reflejó el marcador, Leo peleó por un balón que parecía perdido, metió el cuerpo, apretó los codos y acabó en el suelo. Messi agarró el balón y lo plantó en los 11 metros, con el Camp Nou cruzando los dedos para que todo fuera bien, que no le entraran dudas, que no chutara a pie parado como Neymar, que hiciera lo mismo que en falta que coló por la escuadra, preguntándose porqué cuanto más lejos está más fácil lo tiene y, ahora, ahí tan cerca...

Y entonces ocurrió. Ocurrió que, después de haber marcado ya el gol de Maradona, a Messi le dio por imitar a otra leyenda, y se vistió de Cruyff. Tocó el balón en corto y ahí apareció Suárez, con el portero ya medio caído, para rematar, convertido en Jesper Olsen, y recrear la escena con un final diferente. Olsen se la devolvió a Cruyff; el uruguayo, con alma de goleador, se adelantó a Neymar («el penalti era para mi, lo habíamos entrenado Leo y yo, pero Luis estaba más cerca y marcó», reconoció), y cerró otro hat trick que le coloca al frente del pichichi (23), dos por encima de Cristiano.. 

Así es el Messi de ahora, tan feliz, tan encantado con sus amigos, que va regalando los goles que antes no cedía. Se quedó a uno del 300 en la Liga. Ya ni le interesa pelear en esto con Cristiano. Prefiere ver sonreir a Suárez, que sí vive más de sus goles y al que ya había dado otra asistencia, o a Neymar con sus filigranas. 

INCREDULIDAD Y ENAMORAMIENTO

El Camp Nou, que cree haberlo visto todo, se llevó las manos a la cabeza bajo un inmenso «ohhhhhh» que no acababa nunca, con la gente mirándose unos a otros, pellizcándose y, en medio de esa mezcla de incredulidad y enamoramiento, echar la vista atrás y recuperar la figura espigada del flaco: «Como el de Cruyff». Una simple frase para unir a dos genios, 33 años después de aquella escena con el Ajax, y que aumenta el aura de Messi, cada vez más terrenal en cuestión de emociones y cada vez más estratosférico en todo lo demás.

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Un penalti para recordar. Un penalti que tiene un derecho de exclusividad. No todo el mundo tiene carta blanca para imitar según que genialidades. Que se lo pregunten a Henry, que no es un cualquiera, y que también lo intentó con Pires en el Arsenal. Y la pifiaron en un ridículo que les persigue. Con Messi no podía salir mal. Quién si no podía hacer de Cruyff como ya hizo de Maradona. Eso sí, el debate de los necios será preguntarse si es una falta de respeto, algo que nadie se ha preguntado nunca con Cruyff. Eran otros tiempos donde el fútbol estaba por encima de todo.

Así que gracias a Messi, seguro que Johan se sintió mejor.