El clásico europeo

Catar se rinde al patrocinado

Un céntrico café de Doha reunió a unas 300 personas que siguieron la clasificación del Barça

Fervor azulgrana 8 Un seguidor catarí esgrime una bufanda en Doha.

Fervor azulgrana 8 Un seguidor catarí esgrime una bufanda en Doha.

XAVIER MORET
DOHA

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Más de 300 personas vivieron anoche el Barça-Madrid en el Café Asherg, en la plaza mayor del Suq Mawif de Doha, la capital de Catar. La mitad estaba sentada en la terraza del café, bebiendo tés a la menta o fumando pipas de agua (nada de cerveza, por supuesto, en un país islámico); el resto, de pie, miraba de gorra la pantalla gigante instalada para la ocasión. Se intuía una clara diferencia de clases, pero casi todos, tanto los de pago como los mirones, saltaron de júbilo cuando Pedro marcó el gol que parecía resolver la eliminatoria. No me sorprendió; no en vano el destino me había llevado al territorio de la Qatar Foundation, la del anuncio en la camiseta, ya saben. Y no en vano en el año 2022 Qatar organizará el Mundial de fútbol.

En el momento del gol ondearon al aire unas cuantas bufandas del Bar-

ça (¡a 30 grados ya tiene mérito!) y hasta una bandera azulgrana. Cinco catarís que vestían la camiseta de Messi se abrazaron alborozados, mientras una buena parte del público se limitaba a chupar con más fruición la shisha, la pipa de agua. No puede decirse que se viva con igual pasión un Barça-Madrid en Catar que en Catalunya. Cierto que está la complicidad de la Qatar Foundation, pero ya se sabe que la pasión que levanta un clásico es inversamente proporcional a la distancia. Y Doha está a seis horas de vuelo de Barcelona.

La pasión, por tanto, era relativa, hasta el punto de que, de los comentarios del locutor árabe, el más celebrado fue el de la relación Piqué-Shakira, recibido con risas por el público. De entre los jugadores, Messi era el que levantaba más aplausos, seguido de Casillas, unánimemente elogiado por la concurrencia.

Aparte de los que llevaban camiseta blaugrana, había entre el público uno con la del Madrid y otro con la del Inter, en plan mourinhista, supongo. Pero eran mayoría las túnicas blancas, ideales para combatir el calor, aunque posteriormente se comprobó que no las llevaban porque fueran partidarios del Madrid. Una hora antes del partido ya estaba el ambiente caldeado, y no precisamente por los 30 grados. Cuando un empleado del café bajó la pantalla gigante y empezó a probar el proyector, un aplauso unánime casi lo elevó a la categoría de Messi. Posteriormente, cuando en previsión de un gran aforo un par de empleados fueron a buscar más sillas, los aplausos arreciaron. Y cuando empezó el partido el público rugió, mucho más a favor del Barça que del Madrid. Los comentarios eran en árabe, por supuesto, pero se mascaba el ambiente de las grandes ocasiones, con abucheos, aplausos, gesticulaciones excesivas y silbidos, según el caso, y según el color de la camiseta.

Ni pubs ni Canaletes

Al final, la parroquia salió contenta, aunque hay que reconocer bastantes nervios cuando marcó el Madrid. Hubo un prolongado aplauso final, con la gente puesta en pie y banderas del Barça ondeando. Unos ingleses echaron de menos durante todo el partido los pubs de Londres. Ah, y otro fallo: en Doha no hay reproducción de la fuente de Canaletes, con lo que no sabes adónde ir a celebrar las victorias. De todos modos, con los millones que está soltando la Qatar Foundation, no me extrañaría que cualquier día instalaran una, y hasta una Rambla entera.