Crónica

'Le sort du dedans' confirma a Blai Mateu como uno de los mejores payasos contemporáneos

GEMMA TRAMULLAS
GIRONA

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La carcajada de un niño de unos 4 años retumbó en la pequeña carpa morada de la compañía Baró d’Evel Cirk, que este fin de semana se alzaba en el parque de la Devesa de Girona como parte de la programación del festival Temporada Alta. Aquella risa espontánea actuó como un resorte para que la mayoría de los 250 adultos que se apiñaban en las gradas de madera hicieran caso omiso de la mitad izquierda de su cerebro (la lógica y racional) y se dejaran llevar por lo que sucedía en la pista.

En aquel pequeño espacio circular de apenas 5,5 metros, una mujer (Camille Decourtye) y un hombre (Blai Mateu) escenificaban con sus cuerpos el rito de las relaciones humanas: los encuentros, desencuentros, fracasos y éxitos de dos seres humanos embarcados en un viaje de búsqueda permanente. La aventura de la vida, la historia más vieja del mundo, contada a través del humor más absurdo, las justas acrobacias, la música y el paso libre y majestuoso del caballo Bonito.

Le sort du dedans (La aventura interior) es el sexto montaje (el primero en carpa) de Mateu-Decourtye, que llevan al circo a un nivel más difícil todavía: ni puramente estético, ni solo poético, ni técnicamente perfecto, sino emocionante y muy, muy divertido desde el minuto cero. En la búsqueda de su propia identidad, Blai Mateu –hijo de Tortell Poltrona, el payaso de Catalunya– demuestra su habilidad cómica calzándose unos zapatos rojos de tacón, imitando los gestos de Bonito y sosteniendo un diálogo grotesco con el caballo que, tumbado sobre la pista, se niega a abandonarla. En el otro extremo, es la fuerza que sostiene a Camille y al contrabajista Thibaud Soulas en varios ejercicios acrobáticos.

Ella se descubre como un cuerpo poderoso y una voz que pone los pelos de punta, además de demostrar su habilidad para que el caballo se sienta cómodo y libre en la pista, como un actor más. En una de las escenas más divertidas, Camille se mete dentro de la funda del violonchelo y crea con el movimiento de su cuerpo un personaje que parece salido de un cómic surrealista.

La estructura de la carpa, con la pista central y un corredor exterior por el que se oye trotar a Bonito, es una parte fundamental del espectáculo. Al final de la función, los artistas invitan al público a charlar con ellos en un minibar anexo a la carpa. Desde el próximo día 28 hasta el 13 de diciembre estarán en el Mercat de les Flors.