Hernando, Ollero y López, la 'Brunete judicial' del Tribunal Constitucional

"Los tres magistrados conservadores componen una troika inexpugnable, una especie de bastión del no pasarán infranqueable para las aspiraciones progresistas"

El magistrado del Tribunal Constitucional, Andrés Ollero.

El magistrado del Tribunal Constitucional, Andrés Ollero. / sj

ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA FUENTE

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Por fin Mariano Rajoy ha conseguido lo que perseguía: mayoría absoluta en el Tribunal Contitucional. Siete de los 12 magistrados son de confianza absoluta del PP. Uno de ellos --Francisco Pérez de los Cobos-- se perfila como nuevo presidente. Experto en Derecho del Trabajo, fue asesor del grupo parlamentario del PP cuando la portavoz era la ahora vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y también lo fue de la patronal CEOE. Ni que decir tiene que es toda una garantía para cuando se examine el recurso sobre la reforma laboral. Una garantía para Rajoy, claro.

De entre los siete magistrados conservadores destacan tres en virtud de los méritos contraídos con el partido gobernante. Francisco Hernando, Andrés Ollero y Enrique López componen una troika inexpugnable. Una especie de bastión del no pasarán infranqueable para las aspiraciones progresistas. El último en llegar al Tribunal Constitucional ha sido Enrique López, designado directamente por el Gobierno en una decisión que se interpreta como pago a su lealtad. Pero empecemos por el primero.

FRANCISCO HERNANDO: EL CATALÁN Y EL BAILE POR SEVILLANAS

Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo entre el 2001 y el 2008, Francisco José Hernando (Madrid, 1936) destacó por alinearse casi siempre con las tesis del PP, tanto cuando este partido gobernaba como cuando pasó a la oposición. Especialmente intransigente con los nacionalismos vasco y catalán, desató las iras tanto de Pasqual Maragall como de Xabier Arzalluz. Si el socialista catalán equiparó la trayectoria de Hernando a la de una "[acorazada] Brunete judicial, como existe una Brunete mediática" el líder del PNV lo calificó de "chollo para el Gobierno". Y subrayó que no había visto nada igual "desde los tiempos de Franco". Por cierto, testigos hay (por ejemplo, Iñaki Anasagasti) de que Hernando llegó a elogiar en petit comité la "sensibilidad de Franco con respecto a la justicia".

En la solemne apertura del año judicial en septiembre del 2002, no tuvo el menor escrúpulo en considerar "gravemente peligroso" que los inmigrantes sin papeles pudieran regularizarse "a través de la presión social", y apeló a "no sucumbir" a la tentación de discursos buenistas como "la solidaridad mundial". La falta de sensibilidad hacia la inmigración contrastaba con la preocupación antiterrorista, consciente de que el mundo libraba "la tercera guerra mundial, que es la guerra contra el terrorismo". Su obsesión le llevó a defender, a raíz del atentado de Londres en julio del 2005, la orden de la policía británica de disparar contra los sospechosos de ser terroristas. Después hubo de matizar, pero también dijo que, aunque era "contrario a la pena de muerte, cuando el riesgo que se pretende evitar es mayor o puede producir la muerte de inocentes, la evitación del riesgo es oportuna".

Durante el Gobierno de Zapatero, el CGPJ, alentado por Hernando, emitió por su cuenta sendos informes contra el Estatut catalán y contra el matrimonio homosexual (la firma de este último le obligó a abstenerse en el 2012 cuando se vio el recurso ante el Tribunal Constitucional del que él ya formaba parte desde un año antes). También como presidente del CGPJ protagonizó en el 2006 unas declaraciones tan disparatadas como patéticas, relacionadas con el uso del catalán en los juzgados: "Lo que no veo es que se deba imponer a nadie el conocimiento de una lengua que no tiene una proyección positiva en otros aspectos de la vida". Por si no quedaba claro, Hernando concluyó: "Si yo estuviera ejerciendo en Catalunya aprendería catalán, pero como un enriquecimiento personal, como me gustaría saber bailar sevillanas cuando voy a Andalucía".

Pocas veces un personaje de tan alto rango cayó tan bajo.

ANDRÉS OLLERO: EL NECESARIO PELOTÓN DE LOS TORPES

Pintoresco ciudadano Andrés Ollero (Sevilla, 1944), de ideología democristiana y militancia en el Opus Dei como miembro numerario (con voto de obediencia, castidad y pobreza). Durante 17 años fue un notable diputado del PP, como lo demuestra haber sido portavoz de Educación y de Justicia. Nunca ocultó sus ganas de ser ministro "aunque sea de Marina", según sus propias palabras. Quizá pudo serlo de Educación, pero en febrero de 1996 se le calentó la boca en una entrevista en 'La Voz de Almería' y dijo: "A mi juicio [para entrar en un centro educativo] es más sensato poner en primer lugar a las familias y los méritos. Aunque esto pueda significar concentrar en algunos lugares a los tontos, educativamente es necesario que estén en el mismo pelotón. Insisto, estamos por el mérito y la capacidad". El desagradable revuelo que se montó forzó a Ollero a matizar y atribuir el vocablo 'tonto' al periodista en cuestión. En el fondo, daba lo mismo que dijera 'tonto' o 'torpe' o lo que fuera. La idea estaba clarísima.

Como las casualidades son cada vez más escasas, el ingreso de Ollero en el Tribunal Constitucional en julio del 2012 comportó que heredara de su antecesora saliente las ponencias de los recursos de la ley de plazos del aborto y el matrimonio homosexual. Este fue validado con su voto particular contrario, y sobre el aborto aún no hay sentencia. Que Ollero sea contrario al aborto parece muy normal, pero no así la formulación de determinadas expresiones utilizadas en sus argumentos. Por ejemplo: "Si hay un ser humano, dejar a su madre en paz supone autorizar un acto de guerra contra su hijo, permitiéndole que se desembarace de él". Enero de 1987: "Cinco lustros después, la situación es de aborto libre, al convertirse España en un paraíso del turismo abortista y el lugar donde más crece el número de abortos en la Unión Europea [...] Entre eso [el supuesto de la necesidad de evitar un grave peligro de la embarazada que figuraba en la ley de 1985] y el aborto libre parece haber un trecho, pero no lo ha habido ni gobernando socialistas ni gobernando populares: entre los que se despreocuparon de su proteción y los que no se atrevieron a protegerlos, los no nacidos no han ganado para sustos.”

Si el magistrado Pablo Pérez Tremps fue recusado en el 2007 para deliberar sobre el Estatut por haber publicado un estudio relacionado con las comunidades autónomas, con Ollero no parece haber contaminación de ningún tipo.

ENRIQUE LÓPEZ: EL MATRIMONIO DE UN HOMBRE Y UN ANIMAL

Este "jurista de reconocido prestigio y de amplia trayectoria", en palabras de Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido portavoz del CGPJ (2001-2008), magistrado de lo Penal de la Audiencia Nacional (2008-2013), articulista de 'La Razón', contertulio del programa 'El gato al agua' de la ultracadena televisiva Intereconomía y prolijo colaborador de la aznarista FAES (53 seminarios a puerta cerrada entre 2003 y 2008). Se llama Enrique López (León, 1963) y es muy amigo de los exministros José María Michavila, Federico Trillo y Juan José Lucas, de quienes recibió todo el apoyo necesario para su meteórica carrera. En cambio, algunas otras amistades han devenido peligrosas después de estallar escándalos como Gürtel y Palma Arena.

Uno que no conozca a Enrique López podría quitarse el sombrero leyendo esto que publicó días atrás en 'La Razón': "Yo tengo miedo al sectarismo. Sectarismo e imposición son un binomio letal para una sociedad [...] Cuando se cierran filas siempre con los propios, aun cuando sostengan los mayores dislates, no aceptando nada del adversario, se acaba muy mal". Pero si quien lo escribe ha sido acusado por activa y por pasiva de "sectario y partidista" a favor del PP, el asunto alcanza altísimas cotas de sarcasmo.

Desde la Audiencia Nacional, no cesó de activar el llamado caso Faisán (presunto chivatazo policial a ETA), dirigido contra el entonces ministro del Interior Pérez Rubalcaba, en perfecta sintonía con 'El Mundo' de su amigo Pedro J. Ramírez. En diferentes momentos de su vida, Enrique López se ha inclinado, entre otras cuestiones, a favor de la pena de muerte revisable y contrario a la ley integral sobre la violencia de género ("atenta contra el principio de igualdad, ya que es discriminatoria para el hombre"); a la reforma del Estatut catalán; a los controles de velocidad en carretera y al matrimonio homosexual. "Llamar matrimonio a la unión de personas del mismo sexo --se atrevió a manifestar-- es un cambio radical, como lo sería llamar matrimonio a la unión de más de dos personas o la unión entre un hombre y un animal."

Aunque es seguidor del Real Madrid (asiduo al palco del Bernabéu), no ha utilizado el fútbol, sino los toros, para establecer un paralelismo con la judicatura: "Las corridas de toros tienen unas fases muy similares a las de un procedimiento. [En ocasiones uno se siente] ante la misma soledad que ese arrostrado torero frente a un enfurecido morlaco".

Ah, hace un par de meses, Enrique López se echó de novia a la presentadora televisiva Silvia Jato. Paso palabra.

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