Una iniciativa singular

Atleta, escritora y antinazi

Plusmarquista 8 Anna Maria Martínez Sagi, con tres récords de Catalunya, lanza la jabalina en Montjuïc.

Plusmarquista 8 Anna Maria Martínez Sagi, con tres récords de Catalunya, lanza la jabalina en Montjuïc.

SERGI LÓPEZ-EGEA
BARCELONA

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«¡Qué muerte la tuya, soldado del pueblo, / bravo miliciano, corazón amigo; / qué muerte más dulce, cien brazos de agua / ceñidos en torno de tu rostro lívido!». Recluida en la residencia de Sant Francesc, en Santpedor, cuando todavía Pep Guardiola, hijo del pueblo, chutaba el balón vestido de azulgrana, con la espalda sana, la autora de este poema (Por el río suena), Anna Maria Martínez Sagi, pasaba sus últimos días. El 2 de enero del 2000 falleció, a los 92 años, la mujer que fue la primera directiva del Barça, cargo al que accedió atendiendo los deseos de Josep Sunyol, elpresidente mártir. Mañana, el Barça la recordará, dentro de la iniciativa de dedicar el partido contra el Zaragoza a las mujeres del club. En el palco solo habrá presencia femenina.

Vocal de cultura

Su vida, nada monótona, llevó al escritor Juan Manuel de Prada a convertirla en protagonista de la novelaLas esquinas del aire(2000). Pasó Anna Maria un año como directiva de un club, el Barça, admirado por su familia, los Sagi, testigos de la burguesía barcelonesa de principios del siglo XX. Aceptó ella incorporarse a la junta de Esteve Sala, la persona que Sunyol puso al frente de la entidad en 1934, porque él debía cuidar su maltrecha salud viajando a Suiza. La primera directiva azulgrana, según consta en el libro de actas del Barça, se encargó, como vocal, del área de«cultura y propaganda del club». Era hermana del delantero Armand Martínez-Sagi, jugador del primer equipo los años 1920 y 1921, y prima del famosísimo Emili Sagi-Barba. Y, como ellos, atleta, en una época en la que el deporte femenino era absolutamente minoritario.

La profesora Neus Real, de la Universitat Autònoma de Barcelona, también cuidó la figura de Anna Maria en su libroEl Club Femení i d'Esports de Barcelona, plataforma d'acció cultural. El Club Femení agrupó a escritoras barcelonesas entusiastas del deporte y que asiduamente escribían sus vivencias en la columna deLa Ramblaque se titulabaL'Esport i la dona. Anna Maria era una de sus más destacadas atletas, en la especialidad de lanzamiento de jabalina. Por tres veces batió el récord de Catalu-nya, entre 1930 y 1932. El 17 de julio de ese último año estableció su mejor registro de 20,60 metros (la checa Spotakova posee la plusmarca mundial con 72,28 metros).

Posiblemente sus años como atleta fueron los más felices, porque en aquella época solo contaban para Anna Maria los«cabellos de un rubio oscuro enmarcado al óvalo renacentista»de la escritora Elisabeth Mulder. A ella dedicó su vida como un sacerdocio. Para Anna Maria, la existencia sin Elisabeth no tenía sentido. La presión de la familia, sobre todo de su madre, consiguió separar ese amor en 1932. Elisabeth, fallecida en 1987, era una mujer que había enviudado en 1931 del abogado Ezequiel Dauner, que le triplicaba la edad. Nunca volvió a ver a Elisabeth y se vio obligada a reprimir su sexualidad. La ruptura con su amor supuso también la separación definitiva con su familia, que también le censuraba el gusto por vestir ropa moderna y masculina.

Luchó al lado de la Resistencia francesa, país al que se exilió al terminar la guerra civil española. La huida a Francia (1939) también habría sido digna de una escena de película: Anna Maria cruzando el último tramo de los Pirineos, a pie, bajo una intensa nevada.

Fue una de las impulsoras, como desafío a los nazis, para organizar en la capital catalana las Olimpiadas Populares de 1936, idea que truncó la guerra civil. En Francia, permaneció hasta inicios de los 50. Allí se licenció en Lengua y Literatura francesas. Luego impartió clases de esta especialidad en la Universidad de Illinois (EEUU). Regresó a España tras la muerte de Franco. Tiene una calle dedicada en el barrio del Guinardó de Barcelona.